Y así, llegó el final de una temporada que ha sido un verdadero vaivén para el Real Mallorca. En Vallecas, los bermellones se despidieron con un empate (0-0) ante el Rayo Vallecano, pero sin duda, fue Dominik Greif quien se llevó todos los aplausos. El portero eslovaco tuvo una actuación sobresaliente, haciendo paradas espectaculares que mantuvieron viva la esperanza en un partido donde el equipo poco más podía hacer que preservar su orgullo.
Un cierre agridulce
Los hombres de Jagoba Arrasate llegaron al encuentro sin nada significativo en juego tras asegurar su décima posición por las derrotas de Valencia y Real Sociedad. Sin embargo, el mallorquinismo aún saboreaba la amargura de haber quedado fuera de Europa, algo que hizo que cada jugada contara como si fuera la última.
El técnico apostó por una mezcla entre rotaciones y mensajes claros: Greif bajo los palos cuando muchos pensaban que Cuéllar sería el elegido. Un gesto que habla a las claras sobre quién debería ser la prioridad en la próxima temporada. Además, incluyó a cinco canteranos en el once inicial, un guiño hacia el futuro.
Con ganas de no estropearle la fiesta al Rayo, los bermellones comenzaron con fuerza y controlaron el balón durante los primeros compases del encuentro. Pero como venía siendo costumbre durante todo el año, les costaba llegar con peligro al área rival. A medida que avanzaba el partido, fue el Rayo quien empezó a apretar y ahí apareció Greif para frenar cualquier intento serio. Primero con un gran reflejo ante Álvaro García y luego otra parada brillante frente a Unai López.
La segunda parte vio a Muriqi acercarse al gol tras una buena jugada de Darder desde córner; sin embargo, sus intentos fueron infructuosos. A pesar del ímpetu del Rayo por marcar -impulsados por su afición-, Greif seguía siendo muro impenetrable hasta que llegó De Frutos cara a cara con él en un mano a mano decisivo.
A medida que pasaban los minutos y con un empate en Osasuna generando nervios en Vallecas, parecía claro que ambos equipos estaban conformes con dejar las cosas como estaban: un 0-0 que dejaba al Mallorca ya de vacaciones pero también con muchas lecciones aprendidas para mejorar.