La tarde del pasado 27 de abril, en Palma, ocurrió una situación que nos hace reflexionar sobre lo que algunos conductores están dispuestos a arriesgar. Una mujer de 29 años, nacionalidad ucraniana, decidió poner en juego su vida y la de los demás al adelantar de forma temeraria a un coche de la Policía Local en la vía de cintura. Pero eso no fue todo: lo hacía bajo los efectos del alcohol, ¡y vaya que sí!
Una decisión irresponsable
Los agentes del Grupo de Actuación Preventiva (GAP) circulaban por la ma-20 cuando se encontraron con esta escena tan preocupante. La mujer no solo conducía erráticamente, haciendo frenadas inesperadas y cambiando de carril sin razón aparente, sino que además presentaba claros signos de estar ebria. Tras ser interceptada, las pruebas confirmaron lo que todos temían: un resultado escalofriante de 1,24 mg/l, casi cinco veces más que el límite permitido.
Y aquí viene lo realmente alarmante. Esta conducta pone a todos en riesgo y puede acarrear serias consecuencias legales. Los agentes le informaron que estaba siendo investigada por un delito contra la seguridad vial; no hay dudas sobre el peligro que representa alguien así al volante. Se le citó para un juicio rápido y su coche fue retirado al depósito municipal.
Según las normas vigentes, este tipo de comportamientos pueden resultar en penas que van desde seis meses de prisión hasta multas considerables o incluso trabajos comunitarios. Además, podría perder el derecho a conducir durante hasta cuatro años. La pregunta es: ¿realmente vale la pena arriesgar tanto? Reflexionemos sobre ello.