Cuando hablamos de inteligencia artificial, no hay duda de que estamos ante una auténtica revolución que ha sacudido tanto la economía como nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el entusiasmo inicial parece haberse transformado en inquietud. Al principio, los inversores estaban desesperados por hacerse con acciones de gigantes como NVIDIA, Amazon o Tesla, pero hoy muchos se preguntan si esta burbuja no está a punto de estallar como lo hizo el fenómeno de las .com a principios del 2000.
De la euforia al temor: ¿qué ha cambiado?
El año pasado fue excepcional para las tecnológicas, pero este 2025 nos ha traído un sinfín de sorpresas desagradables. La llegada de Deepseek, esa IA china que prometía revolucionarlo todo, resultó ser solo humo; análisis posteriores desmintieron su supuesta superioridad. Y aquí empieza lo complicado: los resultados empresariales han llegado y, aunque han superado las expectativas, no son tan espectaculares como antes.
A medida que avanza el año, hemos visto cómo la política también juega un papel crucial. La toma de posesión de Trump ha introducido una sombra amenazante sobre el sector tecnológico con posibles aranceles que podrían complicar las cosas. Aunque esto ya se venía oliendo durante su campaña electoral, ahora se siente más real.
El pasado 2 de febrero, conocido como el “Día de la Liberación”, marcó un antes y un después; provocó temblores en los mercados financieros que afectaron especialmente a las empresas tecnológicas. Las razones son claras: dependen mucho de componentes importados, lo cual encarece su producción; además, cualquier represalia comercial podría impactar sus ventas internacionales. Todo esto puede llevarnos a una desaceleración económica con repercusiones directas en sus beneficios.
Pero aquí surge una pregunta clave: ¿estamos viendo un pinchazo en la burbuja o simplemente una recolección lógica de beneficios? A diferencia del año 2000, hoy tenemos compañías sólidas que generan ingresos reales y no solo promesas vacías. Es cierto que están enfrentando caídas y volatilidad en sus precios, pero también es innegable que han alcanzado un nuevo equilibrio tras meses difíciles.
La gran incógnita sigue siendo si Trump sacrificaría este sector emergente a favor de medidas proteccionistas cuando es evidente que podría definir quién liderará el mundo en las próximas décadas, especialmente tras anunciar su ambicioso «Proyecto Stargate». En los próximos días conoceremos más detalles sobre cómo estos cambios podrían afectar a grandes nombres como Tesla, Alphabet, o incluso ASML y Taiwan Semiconductor. Cada presentación será crucial para entender hacia dónde nos dirigimos.