El corazón se nos encoge al saber que, este miércoles, al menos nueve personas han perdido la vida en un brutal ataque con drones lanzado por el Ejército de Rusia contra un autobús en Márjanets, una localidad de la provincia de Dnipropetrovsk, en el este de Ucrania. Las autoridades ucranianas no han tardado en hacer eco de esta tragedia y el gobernador Serhi Lisak ha expresado su dolor: “El ataque enemigo ha segado nueve vidas. Mis más sinceras condolencias a los familiares y amigos”.
Más víctimas y heridas
No solo son las vidas perdidas lo que pesa sobre nuestros corazones. También hay más de 30 heridos, lo que nos hace temer que esta cifra fatídica podría aumentar en las próximas horas. La situación es crítica y Lisak lo sabe bien; por eso, también destacó que durante el ataque se lograron derribar otros cuatro drones gracias a los sistemas de defensa aérea. Sin embargo, esto no quita la angustia por los dos heridos leves provocados por el impacto de uno de estos aparatos en Sinekniki.
La realidad es dura, y aunque algunos sigan hablando del conflicto como algo lejano o ajeno a nuestra vida diaria, cada número representa una historia, una familia rota. Y así seguimos, esperando mejores tiempos mientras vivimos con la incertidumbre y la esperanza.