El sábado, el Mallorca y el Leganés nos ofrecieron un espectáculo que, sinceramente, dejó mucho que desear. En una primera parte insípida, la única acción destacable llegó gracias a Dominic Greif, quien salvó al equipo de un cero a uno que parecía inevitable. Justo antes del descanso, cualquier aficionado podría haber estado más entretenido durmiendo que viendo el juego.
Un segundo tiempo sin emociones
La segunda mitad no trajo grandes sorpresas. Fue solo en los últimos minutos cuando sentimos algo de emoción; tras una jugada defensiva entre Greif y Raíllo con varios rebotes de por medio, Larín tuvo la oportunidad perfecta para romper el empate. Pero, como ya es costumbre, su ineptitud hizo desaparecer esa posibilidad de victoria. Y por si fuera poco, Antonio Sánchez casi se encuentra con la portería vacía y también falló. ¿Qué está pasando aquí?
Aunque hay que reconocer que mantener la portería a cero por dos partidos seguidos tiene su mérito, el espectáculo en Son Moix dejó mucho que desear. Es obvio que algunos jugadores están más concentrados en sus vacaciones que en competir. La diferencia de quince puntos entre ambos equipos no se justifica; el Leganés mostró un poco más de ganas de jugar al fútbol pero se encuentra sumido en problemas para evitar el descenso.
En definitiva, ni Mallorca ni Leganés merecieron salir victoriosos ese día. Con los 44 puntos acumulados hasta ahora, los chicos de Jagoba Arrasate parecen estar perdiendo interés por pelear por Europa. Como comentábamos hace unas semanas, este final de temporada se siente interminable.
El próximo desafío será contra el Barça en Montjuic y las bajas por lesiones no ayudarán nada; Maffeo y Dani Rodríguez son dos piezas clave ausentes debido a las tarjetas amarillas acumuladas. Con lo que se juega el Barça, salir con algún punto parece una misión casi imposible.