El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos no solo trae consigo una nueva oleada de medidas proteccionistas, sino que también pone en jaque a nuestra economía. Y sí, aquí en España ya estamos sintiendo las consecuencias. Uno de los movimientos más controvertidos es la reactivación de aranceles a productos importados, especialmente aquellos que vienen desde Asia. Pero, ¿quién lo diría? La tecnología también se ve atrapada en este torbellino.
Los efectos colaterales que nadie esperaba
Ya hemos visto cómo esta guerra comercial ha empezado a afectar nuestros bolsillos: fabricar un iPhone ahora puede costar hasta 300 dólares más. Y eso no es todo; incluso la esperada Nintendo Switch 2 podría encarecerse o retrasarse debido a estos cambios. Pero ojo, porque esto no solo afecta a dispositivos físicos como móviles y consolas; los servicios digitales están en la cuerda floja. Imagina que tu plataforma favorita como Netflix o Spotify se vuelve más cara solo porque un político decidió ponerle pegas al comercio internacional.
Aunque por ahora ninguna empresa ha dado el paso para anunciar subidas oficiales, es fácil intuir que una ola de ajustes está al caer si esta situación continúa. Desde plataformas de streaming como Netflix y Disney+ hasta herramientas en la nube como Google Drive, todos ellos podrían ver cómo sus precios aumentan gradualmente.
Detrás de cada clic en Netflix hay toda una infraestructura física: servidores y centros de datos distribuidos por el mundo que requieren inversión constante. Si esos costos aumentan debido a los nuevos impuestos, nosotros seremos quienes paguemos la cuenta final.
Pero eso no es todo; con la incertidumbre económica acechando, muchos nos replanteamos nuestras prioridades y el gasto en servicios digitales cae rápidamente cuando apretamos el cinturón. A medida que las empresas recortan publicidad ante este panorama complicado, los ingresos para estas plataformas podrían verse mermados aún más.
No olvidemos tampoco que algunas plataformas digitales dependen del hardware físico. Si construir un dispositivo se vuelve más caro gracias a estos aranceles, Apple y otras grandes marcas podrían buscar compensar ese golpe subiendo también el precio de sus servicios.
Y mientras Europa observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos —incluso sugiriendo posibles represalias— queda claro que no solo las grandes corporaciones están bajo presión; las startups y creadores independientes también sienten el impacto. Así que prepárense: la próxima vez que abran su aplicación favorita para disfrutar de música o series podría ser más caro hacerlo.