En Manacor, la situación ha dado un giro alarmante. Dos menores han sido objeto de investigación por parte de la Policía Nacional tras propagar imágenes de sus compañeras, acompañadas de insultos y vejaciones sexuales. Esta práctica repugnante se llevó a cabo a través de diversos canales de chat, dejando a muchas jóvenes devastadas.
Una denuncia que no podía esperar
Todo comenzó cuando uno de los agentes tutores se percató de lo que estaba ocurriendo. Algunas chicas decidieron abrirse y contarle que en un canal social circulaban imágenes suyas, captadas sin consentimiento y rodeadas de comentarios humillantes. El policía actuó rápido y presentó un informe, lo que llevó a la Policía Nacional a contactar con las víctimas para formalizar las denuncias. Y aquí está lo más inquietante: ¡hasta 40 chicas se vieron afectadas!
Al principio, los investigadores se centraron en los colegios locales, pero pronto quedó claro que el problema era mucho más amplio; alumnos de otros institutos de Mallorca también estaban involucrados. Este escándalo estalló en el ámbito educativo, animando a muchas menores a contarles a sus padres lo que sufrían y así iniciar el proceso judicial.
No solo compartían imágenes; estos chicos abrieron varios grupos donde invitaban a otros estudiantes a unirse para difamar y amenazar. En ocasiones incluso revelaban nombres, institutos e incluso direcciones. Lo que empezó como algo aparentemente inofensivo entre amigos rápidamente se tornó en un caldo de cultivo para el acoso y hasta posibles agresiones físicas.
A medida que avanzaba la investigación, se identificó rápidamente a los dos administradores principales detrás del anonimato y su juego sucio; ofrecían comentarios anónimos pero si querías saber quién había dicho qué debías pagar una cuota premium. Los beneficios iban directamente al bolsillo de estos chicos.
A pesar del miedo y la vergüenza inicial que sintieron las víctimas al denunciar estos actos tan crueles, finalmente dieron el paso necesario para poner fin a esta pesadilla. Cuando fueron citados como investigados junto con sus padres y abogados, mostraron signos de arrepentimiento y decidieron cerrar esos canales malditos.
Las autoridades educativas están tomando cartas en el asunto. Aunque muchos creían que no podían actuar porque todo sucedía fuera del aula, desde el primer momento han colaborado activamente con la policía para esclarecer lo sucedido. No descartan que aparezcan más denuncias mientras preparan charlas sobre los peligros de internet dirigidas especialmente a estudiantes secundarios.
La lección es clara: usar redes sociales sin cuidado puede tener consecuencias devastadoras. La Policía Nacional hace un llamado urgente sobre la importancia de denunciar este tipo de abusos; nadie debería sufrir en silencio.