En un rincón de Llucmajor, donde el sol brilla con fuerza, se ha desvelado una historia que nos deja sin palabras. El Ministerio Fiscal no se lo piensa dos veces y ha solicitado penas de cinco años y medio de prisión para una pareja alemana que tenía montado un auténtico imperio clandestino: el mayor criadero ilegal de tortugas de toda Europa. Esta pareja residía en una finca donde, entre junio y julio de 2018, los agentes del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) se incautaron de 1.063 ejemplares pertenecientes a más de 70 especies, valorados en más de 545.000 euros.
La trama detrás del negocio ilegal
Pero esto no es solo un caso aislado. Junto a ellos también será juzgado un empresario que regentaba una tienda en Barcelona y que supuestamente estaba metido hasta el cuello en la compra y venta de estas especies protegidas. ¿El resultado? Un arresto prolongado durante más de 15 días para todos ellos.
La Fiscalía narra cómo estos acusados carecían completamente del conocimiento necesario para la cría y comercialización legal de especies CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas). A pesar de ello, habían creado un auténtico santuario repleto no solo de tortugas acuáticas, sino también terrestres y galápagos. Imagínate las filas interminables de piscinas plásticas y terrarios que encontraron los inspectores.
Aquel día fatídico del 27 de junio fue clave; tras rastrear un envío sospechoso en el aeropuerto, los agentes se dirigieron a la finca y descubrieron todo este entramado. Entre todo lo confiscado, hay historias detrás: tortugas naciendo bajo condiciones inadecuadas, huevos incubándose artificialmente… En total, los gastos derivados del mantenimiento han superado los 187.000 euros, cantidad que ahora reclama el Estado como responsabilidad civil.
No acaba aquí; parece ser que durante parte del año 2017 y primeros meses del 2018, esta pareja vendió un número indeterminado de ejemplares a su cómplice español en Barcelona. La Fiscalía les acusa además por blanqueo del dinero obtenido con estas ventas ilegales. Al final del día, lo único claro es que las consecuencias están a la vista: enfrentan años tras las rejas y multas millonarias.

