La historia que hoy traemos es, sin duda, desgarradora. Un hombre de 51 años ha sido condenado a un año de prisión por abusar sexualmente de su propia hija, una joven de solo 17 años. Todo ocurrió después de que él obtuviera un permiso del centro de menores donde ella vivía en Palma. Este miércoles, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial, el acusado se declaró culpable y, además, deberá indemnizar a su hija con 1.000 euros por los daños morales causados.
Una situación trágica y dolorosa
Los hechos datan del 26 de junio de 2021. La adolescente había conseguido salir del centro para pasar tiempo con su padre. Él la invitó a su casa y, tras unos momentos en familia, le propuso ir a su habitación para “echarse una siesta”. Lo que comenzó como un encuentro familiar se tornó en una pesadilla cuando el hombre empezó a tocarla inapropiadamente. ¿Cómo es posible que alguien pueda hacer esto? Esa pregunta nos queda resonando.
Inicialmente, la Fiscalía pedía dos años tras las rejas para este hombre; sin embargo, tras llegar a un acuerdo entre los abogados involucrados y la representante del Ministerio Público, Lidia del Valle, la pena se redujo a un año. Y aunque se ha suspendido la pena bajo ciertas condiciones —sin delitos durante cinco años y asistencia obligatoria a un curso sobre educación sexual— nos preguntamos si realmente eso es suficiente para reparar el daño hecho.
Este caso no solo pone en evidencia una tragedia personal sino también las grietas que existen en nuestro sistema para proteger a quienes más lo necesitan.

