Imagina la escena: una joven de solo 21 años, conduciendo un deportivo y superando los 180 km/h en una carretera donde el límite es de 80 km/h. Esto es exactamente lo que ocurrió el pasado martes 9 de diciembre en un tramo complicado de la Ma-13, cerca de Sa Pobla. Aquel día, el radar de la Guardia Civil captó su desenfrenada carrera y se activó cuando cruzó el punto kilométrico 39,400.
Un riesgo innecesario para todos
Las autoridades han tomado cartas en el asunto. La joven está acusada de un delito contra la seguridad vial por tirar a la basura las normas básicas que deben regir nuestras carreteras. Y es que no solo se enfrenta a una posible pena de prisión entre 3 y 6 meses, sino también a multas y trabajos comunitarios. Pero más allá del castigo legal, lo realmente alarmante es el peligro que supone su comportamiento para otros conductores.
La Guardia Civil recuerda que este tramo es conocido por ser sensible a accidentes, y hay que tener mucho cuidado con las velocidades excesivas. Al final del día, respetar los límites no solo es cuestión de cumplir con la ley; se trata de proteger nuestras vidas y las vidas de quienes comparten la carretera con nosotros.

