Era un lunes cualquiera, el 27 de noviembre de 1989, cuando la vida de varios se tornó en tragedia. En una consulta médica de las Avenidas en Palma, un marido poseído por los celos acabó con la vida de un hombre al que creía amante de su esposa. La historia comienza con una mujer que había decidido bajar desde el Norte de la Isla para realizar una visita al médico, acompañada por un amigo portugués llamado Antonio G.M., quien era conocido por la familia y frecuentaba su restaurante en Alcúdia.
Todo transcurría con normalidad hasta que el esposo, Antonio A.M., irrumpió en la consulta. ¿Y qué fue lo que pasó? Pues él vio a su mujer leyendo una revista junto a su amigo y, en cuestión de segundos, sus celos desbordaron cualquier atisbo de razón. Aunque él aseguró que el otro hombre tenía un brazo sobre ella, ella aclaró que solo estaba señalando algo en la revista. Pero nada podía detener al furioso marido.
Un instante fatídico
En un ataque cegador, sacó una navaja que llevaba escondida y se lanzó contra el portugués. Un puñetazo primero y luego una puñalada mortal cerca del corazón. Todo ocurrió tan rápido que nadie pudo reaccionar. Antes de huir, amenazó al doctor y a la enfermera que intentaron ayudar a su víctima mientras esta luchaba entre la vida y la muerte.
Cuando llegó la Policía Nacional, ya era tarde; el agresor había desaparecido entre las sombras. Las características físicas del sospechoso fueron transmitidas urgentemente para dar inicio a una cacería humana por toda Palma. Horas después fue detenido en su propio restaurante sin ofrecer resistencia alguna; incluso pensaba erróneamente que solo había herido al otro hombre y que este se recuperaría pronto.
Pero aquí no acaba todo. Los médicos confirmaron lo peor: Antonio G.M. no sobrevivió a sus heridas y aquel acto impulsivo se convirtió en homicidio, o incluso asesinato si se demostraba intención previa. La esposa del atacante reveló entonces lo más oscuro: llevaba tiempo sufriendo maltratos y deseaba divorciarse mientras él le lanzaba amenazas como “si te vas, te mato”. En medio de todo este horror, ella defendió al fallecido diciendo que solo eran amigos.
La investigación dejó abiertas muchas preguntas: ¿Realmente Antonio A.M. planeaba matar? ¿Por qué llevaba esa navaja consigo? Una tragedia alimentada por los celos destapó un sinfín de problemas ocultos tras las puertas cerradas de esa pareja.

