La historia que nos llega desde la Audiencia de Palma es una de esas que te dejan pensando. Un padre y su hijo se enfrentaban a la dura acusación de haber incendiado su propio coche en el aparcamiento del hospital Son Llàtzer, todo supuestamente para intentar cobrar el seguro. Pero al final, la justicia ha hablado: ambos han sido absueltos.
Una trama poco clara
Según el tribunal, las pruebas presentadas no lograron demostrar que este par se pusiera de acuerdo para llevar a cabo semejante fechoría. La Fiscalía había solicitado nada menos que dos años y tres meses de prisión para cada uno, pero lo cierto es que los magistrados han señalado que “no hay indicios claros” que apunten a su culpabilidad.
La trama comienza el 25 de agosto de 2020, cuando el acusado solicitó un préstamo bastante elevado para hacerse con un Volvo S60. Sin embargo, la entidad financiera no le dio luz verde debido a impagos previos. Entonces, convenció a su hijo para asumir la compra. Ya en enero del año siguiente, después de intentar sin éxito reparar algunos desperfectos en el concesionario, llegó el día fatídico: mientras estaba en Son Llàtzer por una dolencia crónica, dejó el coche aparcado allí.
Poco después, alrededor de las siete de la tarde, un desconocido se acercó al vehículo con un mando a distancia y utilizó sustancias inflamables para provocar una explosión devastadora. Pero aquí viene lo interesante: los jueces concluyeron que era ilógico que si realmente tenían pensado hacer algo tan arriesgado aparcaran justo delante de una cámara de seguridad. “No hay prueba directa ni indiciaria”, afirmaron.
A veces estas historias son más complejas de lo que parecen y hoy hemos visto cómo la presunción de inocencia juega un papel fundamental en nuestro sistema judicial. Al final del día, todos podemos tener dudas sobre lo sucedido… pero al menos sabemos que esta vez la justicia ha decidido mirar más allá.

