En una fatídica madrugada del 15 de noviembre, Mallorca se despertó con la noticia de un terrible accidente que dejó a todos en shock. Un hombre neerlandés de 53 años perdió la vida tras un brutal choque entre dos vehículos en una glorieta cercana al Port d’Alcúdia. Pero lo que comenzó como una historia trágica, pronto se tornó en un enigma lleno de giros inesperados.
El siniestro ocurrió alrededor de las dos de la mañana y, aunque los detalles son desgarradores, no dejan de ser importantes para entender la magnitud del suceso. La colisión fue tan violenta que los coches quedaron destrozados y bloqueando parcialmente la carretera. Mientras tanto, los servicios de emergencia luchaban contra el tiempo para salvar vidas; desafortunadamente, el esfuerzo fue insuficiente para uno de los ocupantes que presentaba heridas mortales.
El caos tras el impacto
Los momentos posteriores al accidente fueron caóticos. Los sanitarios llegaron rápidamente y, a pesar de sus esfuerzos por reanimar al herido durante más de 40 minutos, no lograron revertir su destino. En total, cuatro personas resultaron heridas: tres viajaban en un MG mientras que el fallecido y una mujer de 29 años iban en un Hyundai Kona.
A medida que avanzaba la investigación, todo parecía apuntar a una serie de errores fatales. Muchos vecinos del área afirmaron haber visto a conductores confundidos tomando esa rotonda en dirección contraria antes del accidente. “Lo he visto varias veces”, comentaba uno de ellos con preocupación.
La Guardia Civil no tardó en hacer las pruebas pertinentes para esclarecer lo ocurrido; mientras tanto, la mujer acompañante del fallecido aseguraba haber estado sentada como copiloto durante el choque. Sin embargo, tres semanas después, un giro inesperado revelaría que ella estaba al volante cuando ocurrió todo.
Las pruebas forenses confirmaron lo innegable: las lesiones del conductor muerto no coincidían con las esperadas si él hubiera estado manejando. Así es como se desplomó su coartada y ella se encontró enfrentándose a cargos serios por homicidio imprudente y lesiones graves. Las chanclas encontradas a sus pies mientras estaba descalza solo sumaban más preguntas sobre lo sucedido aquella noche fatídica.
A medida que la noticia se esparcía por las redes sociales y medios locales, muchos ciudadanos expresaban su indignación hacia esta mujer por haber mentido inicialmente sobre quién estaba al volante. “¿Cómo pudo pasar esto?”, preguntaban atónitos quienes conocían bien la zona y sus peligrosas glorietas.
El proceso judicial está aún por llegar; sin embargo, queda claro que este trágico incidente ha dejado una marca profunda tanto en las familias afectadas como en toda la comunidad local. ¿Qué pasó realmente aquella noche? La verdad sigue siendo esquiva mientras todos esperan respuestas.

