En una sala de lo Penal de Vía Alemania, la tensión era palpable. La Fiscalía ha pedido más de 36 años de cárcel en total para cuatro italianos que, durante el verano de 2024, decidieron hacer de Palma y Calvià su campo de operaciones para robar relojes de lujo. Estos chicos no se andaban con chiquitas: estaban acusados no solo de dos robos violentos, sino también de intentar otro, y eso sin contar los demás delitos que pesaban sobre ellos.
Un plan bien orquestado
Los acusados habían formado un auténtico grupo criminal. Con un plan tan meticuloso como el engranaje de un reloj caro, viajaron desde Nápoles a Mallorca justo en las temporadas más concurridas. Se alquilaban ciclomotores, reservaban hoteles y pasaban horas vigilando a sus víctimas antes de actuar. Una vez cometidos los robos, volvían a casa como si nada hubiera pasado, tratando de eludir cualquier seguimiento.
El primer atraco fue un claro ejemplo del modus operandi: alrededor de las 23:30 del 22 de julio en la calle Reina Contança. Un empujón brutal hizo caer a la víctima al suelo mientras uno les despojaba un Rolex valorado en 28.800 euros. En cuestión de minutos se evaporaron en una moto que les esperaba. Pero el día siguiente también intentaron robar en Illetes; esta vez su suerte cambió gracias a unos testigos que intervinieron y los ahuyentaron aunque dejaron lesiones a la mujer involucrada.
Poco después, el 9 de septiembre en Palmanova, repitieron su actuación: empujones, miedo y otro robo consumado. Uno logró hacerse con un Rolex dorado valorado en 22.000 euros antes de desaparecer entre las sombras.
Ahora uno enfrenta una posible condena tremenda: 13 años y 3 meses, mientras que sus cómplices podrían recibir penas entre los 6 años y medio hasta 9 años y medio. Además del tiempo tras las rejas, deberán afrontar la responsabilidad económica por los relojes robados y daños ocasionados. Esta historia nos recuerda que las calles no son solo espacio para disfrutar; también hay quienes buscan aprovecharse del resto sin pensar en las consecuencias.

