El pasado viernes, 28 de noviembre, un suceso desafortunado tuvo lugar en la Escola Graduada de Palma que nos deja con mal sabor de boca. Todo ocurrió en cuestión de minutos, cuando un joven argelino de solo 18 años decidió aprovecharse de una situación vulnerable. Mientras una enfermera atendía a su amigo, que había sufrido una herida sangrante en la mano, este decidió hacer de las suyas y robó el móvil a la trabajadora sanitaria.
La rápida acción policial
El ladrón y su amigo llegaron al centro médico buscando ayuda, pero mientras la enfermera intentaba cuidar del herido, él optó por tirar a la basura cualquier ética y se apoderó del iPhone 14 valorado en más de 1.000 euros. Ni bien se marcharon del lugar, la enfermera notó que su teléfono ya no estaba donde lo había dejado y rápidamente alertó al 091.
Los agentes no tardaron en actuar y se dirigieron al barrio de Sindicat para hablar con ella y un vigilante de seguridad que también presenció los hechos. Con las descripciones frescas en mente, comenzaron la búsqueda sin perder tiempo. Horas después, sobre las 4:30 am, avistaron a dos individuos que coincidían con las descripciones: uno era el herido y el otro era el ladrón.
Cuando los identificaron, ambos admitieron haber estado en el centro médico poco antes. Pero al cachear al sospechoso, quedó claro que ya no tenía el móvil consigo. Así fue como terminó detenido como presunto autor del robo del teléfono de aquella enfermera que solo hacía su trabajo. Una historia más que nos recuerda cómo hay quienes deciden actuar sin pensar en las consecuencias o en quienes afectan con sus actos.

