La historia que hoy traemos no deja de sorprender: una mujer ha sido detenida por la Policía Nacional tras perpetrar un fraude que asciende a casi 150.000 euros en su propia empresa de Palma. Todo comenzó cuando la trabajadora decidió jugar con las cuentas, modificando los datos de proveedores para desviar el dinero hacia su propio bolsillo. Y lo hizo nada menos que con 60 facturas falsas.
Los responsables de la investigación, del Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos, se hicieron eco del caso tras recibir una denuncia del empresario afectado. Este había notado algo raro durante una revisión rutinaria: varias transferencias bancarias que no tenían sentido, dirigidas a un proveedor que siempre cobraba mediante recibos domiciliados y nunca a través de transferencias manuales.
Un plan meticulosamente urdido
El empresario, alarmado, decidió profundizar en sus extractos bancarios y pronto se dio cuenta de que esas transferencias iban a parar a la cuenta de una de sus empleadas. Esta mujer, quien llevaba trabajando en la empresa desde 2017, tenía acceso total gracias a su tarjeta de coordenadas y contraseñas necesarias para gestionar los pagos.
Poco después, los investigadores descubrieron que el sistema fraudulento había comenzado alrededor de mediados de 2024. La empleada creó facturas ficticias usando nombres de proveedores reales y sustituía sus números legítimos por el suyo propio para hacer desaparecer los fondos sin levantar sospechas. Con un protocolo muy similar al que usaba en su trabajo diario como administrativa, logró llevarse una suma considerable sin ser detectada.
Hasta ahora se han contabilizado 60 transferencias fraudulentas, sumando un perjuicio económico total de 147.602 euros. Y ojo, porque esto podría ser solo la punta del iceberg; el empresario solo ha revisado movimientos hasta 2025 y ella llevaba más de siete años en la compañía.
Apenas fue detenida el martes pasado por delitos graves como estafa y falsedad documental, entregó incluso una carta reconociendo el fraude tras ser despedida. Un desenlace inesperado para alguien que había jugado con fuego durante tanto tiempo.

