En una noche que prometía ser tranquila, el 20 de noviembre, la rotonda de Pere Cabrer se convirtió en escenario de una escena digna de una película. Un joven de 26 años, español de nacimiento, se vio envuelto en un accidente tras haber tomado más de la cuenta. La Policía Local de Palma tuvo que intervenir cuando el caos estalló. Al llegar al lugar del incidente, los agentes encontraron su vehículo sobre la isleta central y a él, con evidentes signos de embriaguez.
Una reacción desafiante
Lo que debería haber sido un simple control se tornó en un verdadero desafío. Cuando los policías intentaron hacerle la prueba de alcoholemia, este decidió que lo mejor era abandonar su coche. Pero los agentes no estaban dispuestos a dejarlo ir tan fácilmente y trataron de calmar la situación. En lugar de eso, el hombre optó por agredir a quienes solo intentaban hacer su trabajo.
Después del forcejeo, finalmente fue detenido. Una vez bajo control, le realizaron la prueba y ¡vaya sorpresa! Registró una tasa impresionante: 0,89 mg/l, más del triple del límite legal permitido. Aunque parecía dispuesto a seguir desafiando a las autoridades al negarse a realizarse la segunda prueba.
No contento con eso, durante todo el proceso mantuvo una actitud violenta y cargada de insultos e incluso amenazas hacia los agentes que estaban tratando de ayudarlo. Este tipo de situaciones son las que nos hacen reflexionar sobre lo que ocurre en nuestras calles y cómo algunas personas deciden arriesgar no solo su vida sino también la seguridad del resto.

