Era un día como cualquier otro en Son Banya, pero la tensión se palpaba en el ambiente. Apenas unas horas después de que operarios del Ayuntamiento derribaran seis casetas utilizadas por narcotraficantes, los mismos narcos intentaron levantarlas nuevamente. Sin embargo, la Policía Local no iba a permitir que se les escapara esta vez.
Un operativo decidido y eficaz
Los agentes llegaron al lugar con determinación. Se incautaron de diversos materiales destinados a la construcción de las nuevas casetas, incluyendo tablones y una furgoneta tipo food truck cuyo uso sigue siendo un misterio. Lo curioso es que esa furgoneta ni siquiera tenía permiso para estar allí; parece que la impunidad no tiene límites para algunos.
Fuentes policiales confirmaron que la operación fue realizada sin incidentes. La Unidad de Intervención Inmediata (UII) y la Unidad de Seguridad Integral (USEI) trabajaron codo a codo, manteniendo una vigilancia constante sobre este asentamiento chabolista. Su objetivo es claro: poner un alto al avance del monocultivo turístico que representan estas actividades ilegales y seguir muy de cerca cualquier intento futuro de levantar estructuras sin licencia.
El martes pasado, mientras los operarios del Cort hacían su trabajo con el apoyo de numerosos agentes, se encontraron con escenas alarmantes: drogas listas para ser vendidas estaban escondidas en tres de las casetas demolidas. Afortunadamente, aquellos que estaban dentro lograron escapar antes de ser atrapados.
No es la primera vez que los narcotraficantes desafían a las autoridades; ya sucedió en abril cuando intentaron tomar el control tras un pulso directo con el alcalde Jaime Martínez. Pero hoy, gracias a un despliegue efectivo y coordinado, la Policía Local demostró que no se dejará intimidar y seguirá luchando por recuperar esta zona.

