La historia comenzó una noche cualquiera en Palma, cuando dos jóvenes magrebíes decidieron que era el momento perfecto para hacer de las suyas. Se adentraron en un aparcamiento privado y, con la mirada puesta en una furgoneta, se llevaron herramientas valoradas en unos 3.000 euros. Pero no contaban con que la Policía Nacional estaría al acecho.
Todo sucedió el sábado pasado, alrededor de las 22:30 horas, cuando un vecino del barrio de Son Oliva notó algo raro. Alertado por la actitud sospechosa de estos ladrones, decidió llamar al 091. Y así fue como una patrulla de los ‘zeta’ llegó justo a tiempo para pillarles con las manos en la masa, junto a su botín y una caja llena de herramientas.
Un intento desesperado de huida
Lo que siguió fue un espectáculo digno de una película. Al verse sorprendidos, estos chicos sacaron navajas y amenazaron a los agentes con frases contundentes. ¿De verdad pensaban que eso iba a salvarles? Aun así, no les sirvió para escapar. Uno de los policías logró atrapar a uno de ellos a unos 500 metros del lugar del robo, mientras que el otro se escondió en el baño de un bar cercano. Pero ni siquiera allí encontró paz; pronto lo localizaron y cuando intentaron arrestarlo, se revolvió dándole patadas y puñetazos como si estuviera peleando por su vida.
A medida que los funcionarios examinaban la furgoneta forzada por los delincuentes, quedó claro que su plan había fracasado estrepitosamente. Tras recuperar las herramientas robadas, estas fueron devueltas a su legítimo propietario, quien lamentó también los daños causados al vehículo. Al final del día, ambos jóvenes fueron puestos a disposición judicial en Vía Alemania y se decretó su ingreso inmediato en prisión.

