El pasado martes, la Policía Nacional detuvo a una mujer española de 36 años, conocida como la ‘súper estafadora de Mallorca’. Esta historia no es solo un relato más sobre delitos; es un recordatorio de cómo algunos pueden jugar con la confianza ajena. La jueza de Instrucción 3 de Palma decidió que debía volver a la cárcel, justo después de haber sido arrestada por defraudar nada menos que 6.500 euros en tres lujosos hoteles de cinco estrellas, así como en una tienda para animales y otros negocios locales.
Un juego peligroso
No se descarta que haya más víctimas en esta trama. Y es que, tras salir de prisión hace poco más de un mes por delitos similares, parece que su afán por engañar no tiene límites. Los agentes del Grupo de Delincuencia Económica han estado investigando varias denuncias en los últimos días, donde muchos comerciantes han caído en la trampa. La modus operandi es siempre el mismo: les hace creer que va a realizar una transferencia bancaria inmediata y los deja colgados esperando un dinero que nunca llega.
A pesar de las órdenes judiciales que le prohíben acercarse a ciertos establecimientos, excepto a los alimentarios, ella ha seguido adelante con sus fechorías. Se presenta con apariencia impecable y habla con tal seguridad que conquista rápidamente la confianza de quienes tiene delante. Pero al final del día, lo único seguro es el vacío en las cuentas bancarias de los incautos vendedores.
Es un ciclo repetitivo: hoy está aquí, mañana allá, siempre buscando nuevas formas de estafar y sacar ventaja. Una historia triste pero real sobre cómo algunos están dispuestos a tirar a la basura principios básicos como la honestidad por un beneficio rápido.

