En una mañana que podría haber sido normal, la noticia nos sacude: un hombre ha sido arrestado en Palma por tener y compartir más de 300 archivos de pornografía infantil. Esta no es solo una cifra, son vidas destrozadas detrás de cada video. El sospechoso, que se movía en las sombras de las redes sociales, intercambiaba estos horrendos archivos a través de varios canales. ¿Qué le lleva a alguien a hacer algo así?
Una operación necesaria
Este arresto forma parte de una operación más amplia, que culminó ayer con este golpe contundente contra la tenencia y distribución de material relacionado con el abuso sexual infantil. Un trabajo arduo realizado por el Grupo de Delitos Tecnológicos-Ciberdelincuencia-y Delincuencia Económica de la Policía Nacional en Palma. Todo comenzó tras recibir cinco denuncias del National Center for Missing and Exploited Children (NCMEC), donde los agentes lograron rastrear hasta este individuo que había subido dicho contenido desde su hogar temporal en Palma desde principios del año pasado.
El resultado es claro: fue detenido como presunto autor de un delito grave, corrupción de menores. Y es que nadie debería mirar para otro lado ante situaciones como esta; nuestra comunidad debe estar alerta y unir esfuerzos para proteger lo más valioso: nuestros niños.

