El pasado sábado, un grupo de agentes se adentró en una peligrosa misión en Isla Mayor, Sevilla. Allí, un policía nacional de Mallorca se encontró en el centro del caos cuando narcotraficantes dispararon a quemarropa contra ellos. Lo que comenzó como un día más para este agente, que había dedicado años al Grupo de Homicidios en Palma y luego a Investigación, se convirtió rápidamente en una lucha por la vida.
Una mañana trágica llena de valor
A primera hora del día, mientras realizaban labores de investigación, uno de los policías, con 45 años a sus espaldas y mucha experiencia en su haber, recibió dos balas que atravesaron su chaleco antibalas. Fue un golpe directo al estómago y la pelvis. El heroico agente fue trasladado de urgencia al Hospital Virgen del Rocío, donde le operaron bajo presión.
No estaba solo; otro compañero de 44 años también resultó herido cuando una bala impactó su chaleco, rompiéndole dos costillas. Y el tercer agente, también con 45 años, sufrió una rotura del tríceps y está recuperándose desde casa. La Unión Federal de Policía no tardó en informar sobre la gravedad del ataque: estos narcos estaban equipados hasta los dientes con armas AK-47 y viajaban en furgonetas repletas de drogas.
Bajo el grito aterrador de “A por los perros”, los delincuentes dispararon sin piedad ante la presencia policial. A pesar del peligro inminente, la Policía Nacional logró incautar hasta 4.500 kilos de hachís durante esta operación arriesgada.
No hay duda de que cada día nuestros agentes enfrentan situaciones extremas para protegernos; sus historias nos recuerdan el sacrificio y valor que ponen sobre la mesa por nuestra seguridad.

