El pasado jueves, la tranquila mañana se tornó en caos en la antigua cárcel de Palma. Allí, un hombre fue apuñalado tras una discusión que, según se dice, surgió por un robo previo. La víctima no dudó en encarar a su agresor, señalándole que el día anterior había sustraído efectos personales de él y de un amigo. Fue ese momento tenso el que llevó a lo peor.
Un acto violento que pudo ser fatal
Los hechos tuvieron lugar el 6 de noviembre. El 091 recibió una llamada desesperada alertando sobre el apuñalamiento. Cuando los agentes llegaron al lugar, encontraron a la víctima tendida en el suelo, con sangre brotando de sus heridas en el abdomen mientras varios transeúntes intentaban detener la hemorragia.
A través de las imágenes captadas por testigos, los policías pudieron identificar rápidamente al agresor: un hombre paraguayo al que, al parecer, le habían mostrado su propia gorra durante la disputa. No tardaron mucho en dar con él y arrestarlo bajo la acusación de intento de homicidio.
Las cosas escalaron rápidamente; entre puñetazos y patadas, uno sacó una navaja y asestó cuatro puñaladas: dos en el tórax, una en la pierna y otra más en la espalda. La víctima fue trasladada urgentemente al hospital con lesiones graves y quedó ingresada.
Finalmente, las autoridades lograron localizar al sospechoso y lo detuvieron cuando se encontraba por las calles de Palma. El Grupo de Homicidios tomó las riendas del caso e incluso se desplazaron al hospital para hablar con el herido y conocer más sobre este violento enfrentamiento.
En palabras del propio agredido: “Solo quería reclamarle lo que me había robado”. A veces estas situaciones pueden tomar giros inesperados que nos recuerdan lo frágil que puede ser todo.

