Era una noche cualquiera en Palma, pero una mujer de 47 años decidía darle un giro inesperado a su rutina. Con la intención de hacerse con una botella de whisky valorada en 28,95 euros, entró en un supermercado sin pensar en las consecuencias que esto podría acarrear. No contenta con solo intentar llevarse la bebida, se lió a puños con el vigilante de seguridad, mostrando un lado violento que nadie esperaba.
Los hechos ocurrieron cuando la patrulla del Grupo de Atención Preventiva recibió una llamada por una pelea en el establecimiento. Al llegar, se encontraron con la escena: nuestra protagonista forcejeando con el vigilante mientras le propinaba patadas e incluso intentaba morderle. En medio del alboroto, golpeó con tal fuerza la puerta automática del local que esta terminó rompiéndose en mil pedazos.
Un desenlace inesperado
Los agentes no tardaron en actuar y lograron acceder al supermercado a través de una puerta de emergencia para poner fin a aquel espectáculo. El vigilante, visiblemente afectado, anunció su intención de denunciarla tras sufrir lesiones en rodillas y muñecas. Por si fuera poco, ella misma pidió ser atendida en un centro médico antes de ser detenida por los delitos cometidos: lesiones, daños y robo con violencia.
Sin duda, este episodio nos recuerda cómo a veces las decisiones más locas pueden llevarnos a situaciones límites. A veces hay que preguntarse: ¿vale realmente la pena arriesgarlo todo por un trago?