En una noche cualquiera en la vibrante Platja de Palma, un agente de la Policía Nacional le decía a su compañero: “¡Corre, se está escapando!”. Y así, entre risas nerviosas y un ambiente festivo, comenzaba otra jornada del operativo especial llamado Operación Verano. Cada año, este despliegue busca reforzar la seguridad en nuestras queridas zonas turísticas de Balears, donde el ajetreo nunca cesa.
Un día más en la comisaría
Todo comienza en la comisaría, donde los policías se preparan para salir a las calles. En esos momentos previos, revisan protocolos y trazan estrategias sobre dónde centrar su vigilancia. Sin embargo, ellos saben que las noches aquí son como un juego de azar; lo que parece predecible puede tornarse en caos en cuestión de segundos.
La primera parada es la bulliciosa calle del Jamón, ese punto caliente donde turistas de todas partes se agolpan. Con copas en mano y música retumbando por doquier, no es raro que surjan peleas o problemas con el consumo descontrolado de alcohol. Los agentes están alerta; saben que esta calle puede convertirse fácilmente en un escenario complicado.
A medianoche, cuando muchos están disfrutando al máximo, tres hombres llaman la atención de los agentes. Uno es un conocido residente mallorquín y los otros dos son alemanes. En medio del ajetreo nocturno, los policías encuentran dosis listas para ser vendidas. Un momento tenso estalla cuando uno intenta escapar corriendo; sin embargo, pronto es alcanzado por sus colegas. A pesar del revuelo, no hubo detenciones esa noche, pero sí infracciones administrativas por el uso indebido de sustancias.
Aquí no termina todo. La policía también enfrenta situaciones inesperadas: personas sin documentos o emergencias médicas provocadas por el exceso de fiesta. Para estos casos tienen una herramienta mágica que les permite verificar identidades al instante o incluso acompañar a sospechosos hasta sus hoteles para confirmar quiénes son.
No podemos olvidar a los policías vestidos de paisano que caminan entre nosotros sin ser notados. Su misión es captar cualquier comportamiento extraño antes de avisar a las patrullas uniformadas para actuar rápidamente. Es un sistema coordinado que les permite estar siempre un paso adelante.
A medida que avanza la noche y con cada intervención registrada meticulosamente al final del turno (que concluye alrededor de las cinco), queda claro que estas acciones no solo buscan proteger a quienes visitan nuestra isla; también intentan devolverles esa sensación inigualable de seguridad mientras disfrutan sus vacaciones.
Durante este verano ya han tenido lugar decenas de intervenciones semanales debido al consumo excesivo y altercados varios. Con más 450 arrestos hasta ahora –190 solo aquí– es evidente que el esfuerzo está dando frutos aunque todavía queda mucho camino por recorrer antes del cierre oficial del operativo a finales de septiembre.