En una mañana cualquiera en el aeropuerto de Palma, un hombre de más de 70 años se paseaba con su andador, aparentemente inofensivo. Pero tras esa apariencia frágil, había un cazador acechando a su presa. Todo comenzó en junio, cuando este septuagenario fijó su mirada en una turista que llegaba emocionada a Mallorca para disfrutar de sus vacaciones. La mujer, ajena a lo que estaba por suceder, se disponía a recoger un coche de alquiler cuando fue sorprendida por este astuto ladrón.
Con la habilidad de un verdadero experto del engaño, le sustrajo sin que ella se diera cuenta objetos valorados en más de 2.000 euros. Fue un golpe rápido y efectivo que dejó a la víctima boquiabierta al darse cuenta del robo justo después de aterrizar en la Isla. La Policía Nacional no tardó en abrir una investigación tras recibir la denuncia y escuchar las palabras desalentadoras de la mujer.
Una búsqueda implacable
Afortunadamente, gracias a la colaboración del personal de seguridad del aeropuerto Son Sant Joan, los agentes lograron dar con él el pasado lunes por la mañana. Allí estaba, todavía moviéndose con su andador como si nada pasara, pero buscando turistas despistados a quienes robarles. El asiento del andador no era solo un apoyo; era su escondite para ocultar los objetos robados antes de escapar rápidamente.
La detención reveló que este abuelo no es un delincuente cualquiera; cuenta con un extenso historial criminal. En agosto, las autoridades ya habían arrestado a 13 personas en el mismo aeropuerto: desde quienes intentaron cruzar fronteras con documentos falsificados hasta aquellos implicados en delitos más graves.
No podemos dejar pasar esto sin reflexionar: ¿hasta dónde hemos llegado? Un ladrón usando un andador parece sacado de una película cómica, pero la realidad es otra y nos invita a pensar sobre lo vulnerable que puede ser cualquier persona ante el delito.