El corazón se les encoge a Elena Herranz y Luis Vilariño al hablar de su tía, María Matilde Muñoz Cazorla, que lleva desaparecida desde el 2 de julio en Lombok, Indonesia. A medida que pasan los días, su desesperación se vuelve más palpable. «No sabemos nada de ella y la impotencia nos consume. Nadie parece querer ayudarnos, solo queremos respuestas», cuentan entre lágrimas.
Una búsqueda llena de incertidumbre
Matilde, una mujer de 72 años y residente en Mallorca, había decidido hacer un cambio radical en su vida mudándose a Indonesia. Conocida por ser una alma libre y amante del yoga y los animales, siempre estaba rodeada de amigos y compartía su vida activa a través de las redes sociales. Sin embargo, todo cambió cuando dejó de comunicarse con sus seres queridos sin previo aviso.
La familia no comprende por qué las autoridades no han actuado con mayor rapidez. Desde que comenzó esta pesadilla, han sentido que el tiempo juega en contra. «Las investigaciones empezaron tarde; hasta que no salió en los medios nadie movió un dedo», explica Luis con rabia contenida.
Aunque interpusieron denuncias en Girona y Alcalá de Henares, la situación se complica debido a la distancia y la falta de coordinación con las autoridades locales indonesas. Elena lamenta que reciban información escasa e imprecisa: «Nos dicen que no hay grabaciones útiles sobre lo sucedido; es como si quisieran ocultar algo».
Todo apunta hacia el hotel Sengiggi donde Matilde estaba alojada antes de desaparecer. La recepcionista afirmó que no la habían visto desde el 2; incluso recibió un mensaje poco convincente desde su teléfono. «Ese mensaje no era suyo», dice Elena rotundamente, sabiendo cómo solía comunicarse Matilde.
Además, hay más dudas: ¿Por qué se retiró la moto alquilada si supuestamente iba a volver? Cada día surgen nuevas preguntas mientras sus familiares luchan por esclarecer lo ocurrido. Están convencidos de que Matilde ha sido víctima de un crimen económico relacionado con sus tarjetas recién recibidas.
«Estamos viviendo una pesadilla», confiesa Elena al borde del llanto. Cada hora sin noticias alimenta sus miedos y desesperanza; saben que cuanto más pase el tiempo menos posibilidades habrá de encontrarla viva.
A pesar del dolor palpable, esta familia sigue firme en su lucha por descubrir la verdad detrás del misterio que rodea a Matilde. Su historia necesita ser contada para hacer eco en todos nosotros porque cada día cuenta cuando se trata de encontrar a alguien querido.