La historia comienza una noche de fiesta en Magaluf, cuando un incidente entre dos chicas desencadena una serie de eventos desafortunados. El pasado 30 de marzo, un turista británico, tras ver a su novia meterse en un pequeño altercado con otra joven, decidió que la solución era irse a buscar su coche. Pero no para calmar las aguas, sino para convertirse en el protagonista de una situación absurda y peligrosa.
Este individuo, quien ahora es objeto de búsqueda y captura por parte de la justicia española, se ha visto envuelto en un lío monumental. Según los informes del juzgado de Instrucción de Palma, él no solo está acusado de haber atropellado intencionadamente a dos jóvenes, sino que también enfrenta hasta cuatro delitos. La Fiscalía pide penas que superan los cuatro años tras las rejas. Y todo esto porque se dejó llevar por el instinto más primitivo: la venganza.
Un descontrol total
Aquella madrugada, justo antes de las 4:15 horas y en la calle Cala Blanca, el noviazgo se tornó violento. Tras el rifirrafe inicial entre las chicas, el novio amenazó a todos los presentes y rápidamente se marchó. Pero aquí no acaba la historia; volvió con su vehículo alquilado y decidió usarlo como arma contra quienes se cruzaban en su camino. Subió a la acera como si fuera parte del espectáculo y finalmente embistió a dos jóvenes que solo estaban allí disfrutando de la noche.
Los testigos atónitos llamaron al 112 mientras el conductor desaparecía dejando atrás un rastro de caos. En cuestión de minutos llegaron varias patrullas tanto de la Guardia Civil como de la Policía Local junto con ambulancias para atender a los heridos. Afortunadamente, aunque ambos sufrieron un fuerte impacto, no presentaron lesiones graves.
Poco después fue arrestado; los exámenes revelaron lo que muchos ya sospechaban: había estado bebiendo y consumiendo drogas esa misma noche. Un verdadero desastre hecho realidad que pone sobre la mesa un debate sobre cómo algunos turistas pueden pasar por alto límites básicos mientras disfrutan del ocio nocturno.