Imagina la escena: un día cualquiera en la autopista de Inca, esa que une Santa Maria y Consell por la Ma-13, y de repente te encuentras con un espectáculo que te deja helado. Un coche envuelto en llamas, aparcado como si fuera un mero adorno del paisaje, mientras los demás vehículos circulan con normalidad. Los dos ocupantes, a pocos metros del fuego, miran expectantes esperando ayuda.
La angustia en el aire
Durante esos momentos tensos, el humo negro se alzaba como una bandera de advertencia, dificultando la visibilidad para quienes pasaban por allí. El fuego parecía cobrar vida propia, avivándose al ritmo de las explosiones del vehículo. Pero no todo estaba perdido; rápidamente llegó una dotación de Bombers de Mallorca, lista para apagar el incendio que había robado la calma de la carretera.
Apenas aparcaron su camión cisterna, los bomberos se lanzaron a combatir las llamas con extintores mientras una ambulancia de Clínica Juaneda atendía a los ocupantes afectados. Afortunadamente, el suceso no pasó a mayores y quedó como una anécdota más en el agitado día a día de nuestras carreteras.