La mañana del miércoles se tiñó de preocupación en la carretera que une Esporles y Banyalbufar. Alrededor de las diez, un choque entre un bus del TIB y un camión que transportaba alimentos dejó a al menos tres personas heridas, afortunadamente con lesiones leves. Este suceso, que podría haber tenido consecuencias mucho más graves, bloqueó por completo la Ma-10, una vía muy transitada, especialmente en estas fechas de verano.
Un giro inesperado
Testigos del accidente relatan que el conductor del camión invadió el carril contrario en una curva peligrosa. El impacto fue brutal; el parachoques voló y los cristales delanteros del bus estallaron. «Ha faltado un pelo para que se produjera algo gravísimo», comentaban algunos asombrados testigos mientras observaban cómo se formaban largas colas de vehículos atrapados.
La Guardia Civil de Tráfico llegó rápidamente al lugar para comenzar la investigación. Según fuentes cercanas, parece que todo apunta a una posible distracción al volante, aunque no han descartado realizar pruebas de alcoholemia al conductor involucrado; los resultados aún son un misterio.
A medida que avanzaba el día, la carretera seguía bloqueada por los grandes vehículos implicados en este incidente. Las retenciones no tardaron en hacerse notar, dejando claro lo vulnerable que puede ser nuestra seguridad en las carreteras. Un recordatorio inquietante sobre lo frágiles que somos ante lo inesperado.