La tarde del pasado sábado, Cala Estancia fue escenario de una escena digna de una película de acción. Un hombre de 27 años, nacionalidad argelina y que se ganaba la vida como aparcacoches ilegal, decidió que su día no iba a ir como esperaba cuando un conductor se negó a pagarle los 20 euros que exigía por estacionar su coche. Lo que comenzó como un simple desacuerdo pronto se convirtió en un espectáculo lamentable.
El conductor había aparcado su Citroën C3 negro en un parking público, justo detrás del restaurante La Payesita, pensando que todo estaba en orden. Pero el aparcacoches, al ver que no le entregaban dinero, perdió los papeles. Se acercó al vehículo con una actitud desafiante y amenazante; no le gustó nada la respuesta negativa del conductor y eso desencadenó su furia.
Un golpe tras otro
Después de varios empujones entre ambos, y tras ser separados por un testigo que intentó poner paz en la situación, el hombre decidió tomar medidas drásticas. Fue entonces cuando cogió una silla de madera —la misma con la que suele esperar a los clientes— y comenzó a golpear el coche repetidamente. El estruendo resonaba mientras destrozaba la luna delantera y hundía uno de los laterales del automóvil.
Cuando llegó la Policía Local al lugar de los hechos, el agresor trató de hacerse el inocente. Pero claro, no contaba con que había cámaras grabando toda la escena; un vídeo confirmaba su acto violento ante las autoridades. Para añadir más ironía a esta historia ya surrealista, terminó siendo trasladado a Son Espases por unas heridas en el labio cuyo origen nadie sabía explicar.
A veces nos preguntamos hasta dónde llega la desesperación humana y qué tan lejos podemos llegar por unos euros. Este episodio es solo una muestra más de cómo pequeñas disputas pueden escalar hasta convertirse en algo incontrolable.