La jornada de hoy en España ha sido un espectáculo desolador de fuego, humo y ceniza. Desde ayer, 13 incendios están activos en la península, con 11 de ellos ya en fase operativa 2. Todo esto se agrava por las altas temperaturas y una sequía que parece no dar tregua. Uno de los focos más devastadores se encuentra en Tres Cantos, Madrid, donde 1.500 hectáreas han ardido y lamentablemente, una vida se ha perdido.
Causas y consecuencias que nos afectan a todos
La Guardia Civil está investigando a un hombre que, tras sufrir quemaduras en las manos, confesó haber causado el incendio en Caños de Meca (Cádiz). Aseguró que fue una vela lo que provocó el desastre al prender un colchón cerca de una parada de autobús. La Xunta ya ha decretado nivel 2 de emergencia en Ourense debido a una oleada de incendios simultáneos catalogados como «situación anómala» por su Consellería do Medio Rural. Este fenómeno tiene raíces profundas: dos meses sin lluvias significativas han dejado nuestro entorno vulnerable.
En total, los incendios han arrasado cerca de 4.350 hectáreas, afectando viviendas y comunidades enteras. La conselleira do Medio Rural, María José Gómez, lanzó una advertencia clara: “Se están produciendo alrededor de 40 o 50 incendios al día”. Esto no es nuevo; recordemos lo vivido en octubre de 2017 cuando Galicia sufrió otra crisis similar.
Aunque algunas líneas ferroviarias entre Ourense y Santiago han reanudado sus operaciones tras la intervención del personal especializado, todavía hay tramos que siguen cortados por el avance del fuego. Y mientras tanto, la comunidad permanece alerta ante un panorama incierto.
No podemos olvidar lo sucedido recientemente en Palencia con el incendio cercano a la Abadía de Lebanza. Aquí también hemos visto cómo evacuaciones urgentes fueron necesarias para proteger a los vecinos y asegurar el ganado. Con más de 60 medios terrestres y aéreos desplegados intentando frenar el avance del fuego desde el pasado domingo, queda claro que la lucha sigue siendo dura.
Aprovechamos este momento para agradecer a aquellos valientes que trabajan incansablemente para controlar estos fuegos destructivos. Su esfuerzo no pasa desapercibido; sin embargo, todos debemos hacer nuestra parte manteniendo la precaución y apoyando a quienes están sufriendo las consecuencias directas.