En un rincón del patio del juzgado de Vía Alemania, encontramos a un joven que, aunque de espaldas, refleja el miedo y la angustia que ha vivido. Su herida física es solo un eco de lo que realmente le atormenta. Todo empezó cuando decidió intervenir en una discusión entre niños en el Arenal de Llucmajor, donde su hermana estaba involucrada. En medio del tumulto, el padre de esta lanzó un tortazo a un adolescente de 15 años, y ahí fue donde todo se complicó.
«Sacó el machete y vino corriendo a por mí gritando ‘te voy a matar, hijo de puta’«, recuerda con voz temblorosa. Él solo quería calmar las cosas, pero al llegar al lugar ya encontró la situación ardiendo. «Me dijeron que mi hermana tenía problemas y fui para ver qué pasaba. Pero nada más llegar me soltaron un puñetazo», cuenta visiblemente afectado.
Un momento aterrador
La escena rápidamente se tornó caótica; rodeado por varios jóvenes y con uno de sus amigos gritando que saliera corriendo porque venían a por él. «Tuve que saltar sobre los coches mientras veía a gente armada con cuchillos y cadenas buscando alcanzarme», comparte con temor reflejado en sus ojos.
Finalmente, no pudo escapar y lo alcanzaron. Una puñalada le desgarró el brazo; necesitó más de diez puntos para cerrar esa herida física que no se compara con el trauma emocional. Con su brazo sangrando profusamente, siguió corriendo hasta encontrar ayuda: «El que me apuñaló seguía detrás con el machete en mano».
Sus familiares alertaron rápidamente a la Guardia Civil y a la Policía Local de Llucmajor, quienes actuaron pronto y lograron detener al sospechoso. Este fue identificado por testigos como quien había empuñado el arma blanca en medio del lío entre menores que había estallado antes.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 20:00 horas en la calle Terral; una discusión infantil terminó arrastrando a adultos al conflicto. El padre del niño implicado pensaba estar enfrentándose a alguien mayor cuando golpeó al chaval sin saberlo; este era parte del conocido clan local que pronto se enteraría del incidente.
Después de pasar por los estrados judiciales, el acusado quedó libre bajo una orden de alejamiento de 300 metros respecto al joven agredido; una decisión cuestionable para muchos en la comunidad que piensan en cómo estas situaciones pueden desbordarse tan fácilmente.