En una trama digna de una película, este pasado jueves se hizo justicia en Palma. La Policía Nacional detuvo al hombre que, encapuchado y armado con un cuchillo, asaltó un banco en abril. Un acto desesperado que le reportó un puñado de dólares, pero que ahora ha terminado en las frías paredes de una prisión.
El sospechoso, español de nacionalidad, no solo ha sido señalado por este atraco. Se le relaciona también con otros cuatro robos violentos en el barrio de es Molinar y Foners, además de un polígono industrial. ¿Cómo puede ser que alguien actúe así sin pensar en las consecuencias? Su llegada a la sucursal bancaria fue como una tormenta: entró cuando no había clientes y amenazó a un empleado con su arma improvisada.
Una investigación tras otra
A pesar del pánico instaurado, la caja dispensadora se negó a abrirse gracias a su sistema de seguridad. Así que el ladrón optó por lo más fácil: se llevó lo que pudo encontrar sobre la mesa —un sobre lleno de billetes en dólares— y salió corriendo. Pero la historia no termina ahí; los agentes del Grupo de Atracos comenzaron a seguirle la pista.
Mientras tanto, los investigadores ya estaban atando cabos sobre varios robos ocurridos en marzo. En todos ellos, el modus operandi era similar: rompía escaparates con una tapa de alcantarilla y se hacía con el dinero de las cajas registradoras. ¿Qué tipo de persona hace esto? Los propietarios sufrieron pérdidas económicas y daños materiales mientras él continuaba su camino delictivo.
Finalmente, tras meses buscando al fugitivo —quien incluso hizo una escapada a Barcelona— los policías lograron localizarlo nuevamente en Palma. El resultado: seis robos a sus espaldas y varias reclamaciones judiciales pendientes. Este viernes pasó ante un juez que ordenó su ingreso inmediato en prisión. Un final esperado para quienes vivimos preocupados por nuestra seguridad diaria.