En una mañana que prometía ser tranquila, un joven argelino se convirtió en el protagonista de una historia que nadie quisiera vivir. Mientras un hombre esperaba pacientemente en su coche para embarcarse en un ferry hacia la península, la calma se rompió de golpe. Eran alrededor de las 6:15 horas del pasado 15 de octubre cuando un encapuchado se acercó al vehículo y, aprovechando que una ventanilla estaba entreabierta, metió la mano con rapidez y sin piedad.
El miedo a flor de piel
Con un cuchillo en mano, el ladrón no tardó en sembrar el pánico. La víctima, aterrorizada, trató de defenderse mientras pedía ayuda a gritos. Pero el delincuente no estaba dispuesto a dar marcha atrás; le arrebató el teléfono móvil y huyó como si nada hubiera pasado.
Los agentes del Grupo de Atracos de la Policía Nacional no tardaron en actuar. Tras semanas de investigaciones y gestiones exhaustivas, lograron identificar al sospechoso gracias a su propio descuido: el móvil robado estaba siendo utilizado por él mismo, justo después de llegar desde Barcelona en barco.
Finalmente, los investigadores localizaron al joven en un domicilio de Palma y lo detuvieron por robo con violencia e intimidación. Lo mejor de todo es que pudieron recuperar el teléfono y devolverlo a su legítimo dueño. Una historia más que nos recuerda lo frágil que puede ser nuestra seguridad incluso en los momentos más cotidianos.