Era una madrugada del 3 de agosto, justo cuando el reloj marcaba las cinco. En un cuarto piso de un edificio en Palma, un hombre se encontraba al borde del abismo, colgado solo por un brazo de su balcón. La tensión era palpable y los vecinos, preocupados por la situación, no dudaron en llamar a Emergencias.
La respuesta heroica
En cuestión de minutos, la Policía Nacional y los agentes de la Unitat d’Intervenció Inmediata (UII) llegaron al lugar. Se respiraba una mezcla de nervios y determinación mientras coordinaban sus esfuerzos para evitar lo peor. Sabían que cualquier movimiento en falso podría hacer que ese hombre cayera al vacío.
No solo estaban allí para contener la situación; también pidieron refuerzos del Samu 061 por si necesitaban asistencia médica inmediata. Y claro, no podían faltar los Bombers de Palma, preparados para actuar desde la escalera si fuese necesario.
Mientras los negociadores hablaban con el hombre desde dentro del apartamento tratando de calmarlo y convencerlo para que regresara a salvo, otros efectivos esperaban listos en el rellano. La estrategia era clara: manejar todo con calma y sin presiones innecesarias.
Finalmente, cuando ya tenían todo listo –la escalera desplegada y la ambulancia esperando– llegó el momento crucial. Los negociadores dieron luz verde a sus compañeros de la Policía Local y estos entraron rápidamente al domicilio. Con destreza y determinación, lograron sujetar al hombre justo antes de que se lanzara al vacío y lo llevaron nuevamente hacia el interior.
Afortunadamente, el equipo médico del 061 atendió rápidamente al afectado y lo trasladó al Hospital de Son Espases para revisarlo más a fondo. Gracias a esa actuación casi cinematográfica, una tragedia se convirtió en una historia con final feliz que resalta la valentía y profesionalidad de nuestros servicios de emergencia aquí en Baleares.