La mañana del pasado domingo comenzó con una noticia desgarradora que ha dejado a toda la comunidad con el corazón encogido. La patrullera de la Guardia Civil se encontraba en la bocana de la base naval, donde se coordinaban los esfuerzos para localizar a los ocupantes de una avioneta que había caído en las aguas de Sóller. Con el apoyo incondicional de Salvamento Marítimo, los buzos especialistas estaban llevando a cabo una labor heroica bajo el agua.
A las 13:00 horas, llegó la confirmación que nadie quería escuchar: habían recuperado los cuerpos sin vida del piloto y su hijo de apenas trece años. Esta tragedia ha golpeado a todos nosotros, recordándonos lo frágil que puede ser la vida.
Un operativo lleno de esperanza y dolor
Mientras tanto, en la superficie, una embarcación iluminaba con un potente foco el lugar donde se estaba llevando a cabo el rescate. A pesar de los esfuerzos titánicos, gran parte del avión aún no había sido localizada. Según explicó el Ajuntament, algunos restos habían emergido junto con documentos y objetos personales que pertenecían a esta familia. Es triste pensar que sus recuerdos ahora flotan entre las olas.
Los buzos trabajaban incansablemente a más de treinta metros de profundidad, ampliando su búsqueda ante las corrientes marinas que podían haber desplazado tanto el avión como los cuerpos. Finalmente, tras horas de intenso trabajo y dedicación conjunta entre SASEMAR, Armada, Ejército del Aire y por supuesto, nuestros valientes guardias civiles, lograron localizar ambos cadáveres.
A medida que avanzan las tareas en la zona, queda claro que este incidente será objeto de investigación por parte de Policía Judicial para esclarecer lo sucedido. La tristeza persiste entre nosotros; hemos perdido no solo a dos vidas sino también a un pedazo de nuestra comunidad.