La playa de Can Pere Antoni se convirtió en escenario de un episodio que muchos preferirían olvidar. El pasado 25 de julio, la tranquilidad del lugar se vio interrumpida cuando un grupo de jóvenes decidió hacer un botellón, generando ruidos y molestias a los bañistas que solo querían disfrutar del sol y el mar. Fue entonces cuando un ciudadano decidió actuar y alertar a la Policía Local.
Intervención policial y revelaciones inesperadas
Los agentes, pertenecientes al Equipo Comunitario de Proximidad (ECOP), no tardaron en llegar al lugar. Durante la identificación del grupo, encontraron una bolsa sospechosa dentro de una bandolera que pertenecía a una joven de apenas 22 años. Aunque ella reconoció que era suya, rápidamente negó ser la dueña de lo que había dentro: nada menos que 17,35 gramos de ‘tusi’, esa droga tan peligrosa que ha generado tantas controversias.
No fue fácil para ella escuchar las palabras del policía: «Estás siendo investigada por un presunto delito contra la salud pública». Mientras sus amigos intentaban mantener la calma, la mujer se enfrentaba a una situación más seria de lo que cualquiera podría imaginar. La sustancia fue confiscada para su análisis y se inició el procedimiento judicial correspondiente.
A veces nos preguntamos hasta dónde estamos dispuestos a llegar por diversión, ¿verdad? Es triste ver cómo momentos destinados al disfrute pueden convertirse en pesadillas. Este tipo de incidentes nos hacen reflexionar sobre los límites y las decisiones que tomamos como jóvenes en busca de experiencias inolvidables.