Todo comenzó como un viaje a París. Un grupo familiar, emocionado y listo para volar, se vio envuelto en un suceso inesperado que acabaría por manchar su aventura. En torno a las 17:15 del miércoles, un hombre colombiano de 32 años, que residía en Canadá, arremetió contra tres de sus propios familiares justo en uno de los filtros del aeropuerto Son Sant Joan.
La intervención que no esperábamos
Los vigilantes de seguridad, al percatarse del escándalo y las agresiones, decidieron intervenir. Pero el sujeto no tomó bien la mediación y terminó golpeando a dos de estos valientes profesionales que solo intentaban hacer lo correcto. La situación se descontroló rápidamente; los gritos resonaron y la tensión creció cuando el hombre intentó morder a uno de los agentes mientras lanzaba insultos como si nada importara. ¡Menuda imagen!
La Guardia Civil llegó rauda tras recibir el aviso y encontró un ambiente cargado de nerviosismo. Con los testigos atónitos ante lo sucedido, se llevaron al agresor detenido. Pese a la resistencia del individuo —saltos incluidos— lograron poner fin al escándalo.
Ya en los juzgados de Vía Alemania, este joven recibió una lección: su pasaporte quedó retenido hasta que pague una fianza de 500 euros. Curiosamente, los familiares agredidos decidieron no presentar denuncia contra él; ¿será que prefieren olvidar este mal trago y continuar con sus planes? Al final, tras una mañana llena de sorpresas y tensiones, el hombre fue puesto en libertad.
No cabe duda: lo que debería haber sido un día cualquiera se convirtió en una experiencia para recordar… o quizás mejor olvidar.