La tranquilidad de un hotel en Son Servera se vio alterada el pasado 24 de julio cuando un turista, de 38 años, decidió que era más fácil golpear al camarero que aceptar la reprimenda a su hijo. Todo comenzó cuando el trabajador del hotel reprendió al pequeño por haber robado un peluche de una máquina expendedora. Una acción muy sencilla, pero que desató la ira del padre.
Una discusión que escaló rápidamente
El camarero, intentando hacer lo correcto, se acercó al niño y le pidió amablemente que devolviera el juguete. Sin embargo, en lugar de entender la situación, los padres reaccionaron con furia. Se hicieron oír y comenzaron a gritarle al empleado como si él fuera el culpable. Ellos defendieron a su hijo con uñas y dientes, argumentando que el peluche era suyo y exigiendo una disculpa.
Pero claro, las palabras no fueron suficientes para calmar la tensión. En medio de una discusión acalorada, el padre perdió completamente el control y lanzó un puñetazo directo al rostro del camarero. Las consecuencias fueron graves: el trabajador necesitó atención médica urgente y tuvo que ser trasladado al PAC antes de terminar ingresado en el hospital por las lesiones sufridas.
No es solo una historia desafortunada; es un recordatorio de cómo a veces los adultos olvidan cómo manejar situaciones conflictivas sin recurrir a la violencia. El turista fue detenido por agentes de la Guardia Civil bajo la acusación de un presunto delito de lesiones y presentado ante las autoridades correspondientes. Un episodio lamentable que mancha la imagen del turismo en nuestra comunidad.