Era una noche tranquila en la Urbanización Galatzó, pero alrededor de la 1.00 horas, un Skoda Fabia rompió el silencio al impactar violentamente contra un árbol en la avenida Son Pillo. El conductor, acompañado de dos amigos, decidió que hacer ‘trompos’ en una rotonda era una buena idea antes de convertir su diversión en un desastre. Los vecinos, sobresaltados por el estruendo del frenazo seguido del golpe, salieron de sus casas con preocupación.
La huida tras el caos
Al llegar los agentes de la Policía Local minutos después, se encontraron con una imagen que lo decía todo: un coche empotrado contra un árbol y tirando por el suelo una señal de tráfico, mientras que los ocupantes ya habían desaparecido. Testigos aseguraron que los jóvenes abandonaron el lugar a pie, caminando hacia el polígono de Son Bugadelles sin aparentar ninguna herida. ¿Qué les pasaba por la cabeza? Abandonar así el escenario de un accidente parece sacado de una película.
A pesar del alboroto y las maniobras arriesgadas que realizaron antes del choque, no había rastro alguno del conductor cuando llegaron las autoridades. Intentaron localizarlo a través del móvil sin éxito. Finalmente, una grúa se encargó de llevarse el coche destrozado al depósito municipal. Y ahora este joven se enfrenta a serias consecuencias por abandonar el lugar del accidente. La historia nos deja pensando: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por unas risas pasajeras?