En un giro inesperado de los acontecimientos, la Guardia Civil ha logrado detener al individuo que se atrevió a robar el motor de un barco en el Club Náutico de Santa Ponça, en Calvià. El protagonista de esta historia, un hombre de 56 años, ahora enfrenta serios cargos por robo con fuerza.
Todo comenzó cuando el propietario del barco, tras descubrir que le faltaba su esencial propulsor, decidió dar la voz de alarma. Imagínense la frustración: llegar a su embarcación y ver que le habían dejado como un puzle sin una pieza clave. Así que puso la denuncia y los agentes se pusieron manos a la obra.
El misterioso ladrón desmantelador
Con paciencia y atención al detalle, los investigadores comenzaron a revisar las imágenes de las cámaras de seguridad. ¡Y ahí estaba! Un tipo desmontando el motor como si fuera un juego. Sin prisa pero sin pausa, escondió el valioso aparato en una mochila enorme y se fue tan campante.
Días después, parece que no pudo resistir la tentación y volvió al lugar del crimen. Afortunadamente, la plantilla del club no se lo pensó dos veces y avisó a la Guardia Civil. Cuando llegaron allí, identificaron rápidamente al sospechoso. No tuvo más remedio que admitir su delito y confesar que había llevado el motor a un taller mecánico para darle una nueva vida.
Aún hay más: entre sus pertenencias encontraron varias argollas de acero inoxidable, esas mismas que pertenecen a otros barcos cercanos. La trama se complica y resulta bastante reveladora sobre sus intenciones.
Finalmente, este hombre fue detenido y presentado ante las autoridades correspondientes. Una historia más para recordar cómo los actos desesperados pueden llevarte a situaciones complicadas.