Sucesos

Cuando la familia se convierte en un campo de batalla: La desgarradora historia de una madre y su hijo

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Hay momentos que quedan grabados en nuestra memoria, momentos que aunque intentemos olvidar, siempre regresan. Para una madre de 87 años, ese instante fue el 11 de diciembre de 2024, cuando su propio hijo intentó acabar con su vida. En la Audiencia de Palma, la mujer relató entre lágrimas cómo todo sucedió en su casa. «Esto no se me borrará nunca», decía con una voz quebrada mientras recordaba el horror vivido.

La fiscal comenzó a indagar sobre aquel día fatídico. Ella, visiblemente afectada, explicó que había llamado a su hijo porque no había llegado a casa para comer. A las siete y media él apareció. Su nieto mayor acababa de llegar de Londres y se marchó con sus padres a Llucmajor. Pero lo que debía ser un momento feliz se tornó en pesadilla.

El desencadenante del horror

«Me preguntó por el niño y le dije que se había ido. Entonces me dijo: ‘Entonces ahora te mataré’. Me metió la cabeza en el fregadero y empezó a golpearme», narraba con angustia mientras revivía el ataque brutal. «Recibí patadas y puñetazos… Cuando ya no pude más, me tiró al suelo y se puso encima de mí agarrándome del cuello con ambas manos. Intenté gritar pero no podía», continuó, entre sollozos que retumbaban en la sala.

A pesar de que el acusado negó cualquier intento de homicidio, defendió que cuidaba de su madre y que la convivencia era complicada debido a constantes discusiones. Aseguró que ese día encontró a su madre cortándose las uñas e interpretó sus palabras como una agresión hacia él.

La Fiscalía ha pedido 14 años de cárcel para este hombre y exige además una indemnización para la víctima que asciende a más de diez mil euros. Sin embargo, ella renunció a esa indemnización durante el juicio. Un acto casi heroico en medio del caos familiar donde lo más doloroso es ver cómo el amor puede transformarse en violencia.

Las palabras del acusado sonaron frías ante un relato tan desgarrador: «Una señora así con un puñetazo no se mantiene de pie»; sin embargo, los ecos del sufrimiento materno resonaban mucho más fuerte entre los presentes.

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