La tarde del 29 de junio, un episodio inquietante se desató en la calle Manacor. La Policía Nacional tuvo que intervenir tras recibir múltiples llamadas al 091, donde los vecinos alertaban de un hombre con un cuchillo que estaba sembrando el miedo entre peatones y conductores. Este individuo, oriundo de Mauritania, parecía estar al borde del colapso, mostrando un estado de agitación extrema.
Cuando los agentes llegaron al lugar, encontraron al sospechoso sentado en la acera, temblando y nervioso. A su lado reposaban una navaja y un sacacorchos, herramientas que revelaban la seriedad de la situación. La escena era caótica: coches frenando a toda velocidad para evitar atropellarlo mientras él lanzaba amenazas a quienes pasaban por allí.
Un momento aterrador para todos
Uno de los testigos relató cómo este hombre se abalanzó hacia él, su esposa y su hijo empuñando el arma blanca con una ferocidad inexplicable. Gritos ininteligibles llenaron el aire mientras intentaba asustarles sin llegar a concretar un ataque real. No solo ellos sufrieron su rabia; muchos otros transeúntes también fueron blanco de sus arrebatos. Con cada movimiento errático, creaba una atmósfera tensa donde nadie se sentía seguro.
Afortunadamente, las autoridades lograron reducirlo antes de que alguien resultara herido gravemente. Ahora enfrenta acusaciones serias por amenazas graves y poner en riesgo la seguridad vial. Un recordatorio más de cómo un instante puede transformar nuestra cotidianeidad en pura angustia.