La historia que hoy nos toca contar es dura y desgarradora. En Palma, la Policía Nacional ha desarticulado una trama que ha dejado a muchos compatriotas peruanos con las manos vacías y el corazón roto. Se trata de un hombre y una mujer, también de Perú, quienes prometían regularizar la situación de sus paisanos bajo falsas promesas. ¿El resultado? Siete víctimas confirmadas hasta ahora, aunque se sospecha que podrían ser más.
Una trampa mortal para los sueños
Al llegar a la isla, lo único que encontraron fue desilusión. Sin contrato de trabajo en mano y con la presión de haber firmado un acuerdo de deuda entre 3.000 y 3.800 euros, los migrantes se dieron cuenta del engaño. Esta pareja no solo les había hecho creer en una vida mejor; los habían atrapado en un ciclo de coacciones y amenazas.
Las pesquisas comenzaron gracias a la valentía de algunos ciudadanos que no se quedaron callados ante esta injusticia. La pareja promocionaba su servicio como si fuera oro puro: trabajo, hogar y ayuda para obtener residencia legal en España. Mandaban ‘bolsas de viaje’ repletas de ilusiones desde Perú: billetes pagados, reservas hoteleras e incluso efectivo para aterrizar con algo más que sueños.
Pero al pisar suelo mallorquín, el cuento se transformaba en pesadilla. Sus pasaportes eran retenidos como garantía mientras firmaban contratos cargados de mentiras. Y lo peor: si intentaban escapar del laberinto creado por estos depredadores humanos, eran amenazados con arruinar sus vidas en España o contactar a sus familias para hacerles creer que estaban involucrados en actividades indignas.
Así es como se han vivido momentos escalofriantes tras la fachada del ‘trabajo soñado’. Las promesas fueron tiradas a la basura y muchos ahora deben lidiar con las consecuencias devastadoras del monocultivo turístico que explota vulnerabilidades humanas.