La Policía Nacional ha dado un golpe fuerte al crimen organizado en Palma, desarticulando un grupo itinerante de carteristas que tenía a la ciudad como su terreno de caza. Este trío, compuesto por dos hombres y una mujer de nacionalidad rumana, había hecho de los hurtos y las estafas su modus operandi, llevándose nada menos que más de 10.500 euros en sus fechorías.
Una operación bien orquestada
Los detenidos no eran unos novatos; actuaban con una coordinación impresionante. Se acercaban a sus víctimas en tiendas, sobre todo turistas mayores, y mientras uno distraía a la víctima, la mujer se hacía con el pin de su tarjeta. Así, sin que nadie se diera cuenta, les robaban para hacer cargos o sacar dinero directamente del cajero. En un caso alarmante, a una víctima le hicieron cargos por más de mil euros sin autorización.
La historia dio un giro inesperado cuando los agentes del centro de la ciudad comenzaron a notar sus movimientos sospechosos. Fue entonces cuando montaron un operativo el pasado jueves y lograron interceptarlos justo cuando intentaban enviar tres cajas llenas de productos robados por paquetería. La sorpresa fue mayúscula al descubrir perfumes, ropa e incluso 610 euros escondidos en un sujetador.
Pero eso no es todo; también encontraron joyas ocultas dentro de un bote de repelente y teléfonos móviles nuevos en sus cajas. Tras registrar sus habitaciones, los agentes hallaron más dinero y dispositivos electrónicos. Todo esto pone en evidencia no solo la audacia delictiva del grupo sino también los enormes beneficios económicos que estaban obteniendo: ya habían enviado más de 9.000 euros a través de empresas transferencias.
Aún queda camino por recorrer para determinar el total exacto que han conseguido llevarse al exterior, pero está claro que esta banda ha estado causando estragos en nuestra comunidad durante demasiado tiempo.