Este miércoles, en la Audiencia Provincial de Palma, tuvo lugar un juicio que dejó a todos los presentes con el corazón encogido. Una mujer, que decidió finalmente alzar la voz tras años de sufrimiento, relató cómo su infancia fue marcada por el abuso del expárroco de Can Picafort. A través de una videoconferencia, la joven recordó con dolor y valentía aquellos momentos: «Estaba en la iglesia pasando lista y él me sentó en sus rodillas… primero me metió la mano por debajo de la camiseta y después por debajo de la ropa interior». Las palabras resonaron en el tribunal como un grito desgarrador.
Un relato desgarrador que no deja indiferente
La fiscal, visiblemente afectada, indagó sobre lo sucedido: «¿Qué hacía exactamente con su mano?». Y ella, entre sollozos, respondió: «Tocaba de arriba abajo varias veces y me metió el dedo». Era apenas una niña, tenía entre seis y siete años cuando todo esto ocurrió. Fue solo después de hablar con su psicólogo escolar en 2017 que se armó de valor para denunciar al exsacerdote. La conversación había surgido casualmente durante una sesión terapéutica: «Salió el tema del abuso en la iglesia. Hablé con mi madre y denunciamos», explicó.
Recordando esos instantes tan difíciles, se le quebraba la voz; incluso se suspendió brevemente la videollamada para darle tiempo a recomponerse. Los hechos ocurrieron entre 2007 y 2008 mientras Barceló impartía catequesis en una sala donde separaba a niños y niñas. Aprovechando su posición de poder y la ausencia de los padres, llevó a cabo actos indescriptibles contra esa menor indefensa.
Las secuelas han sido devastadoras para ella: pesadillas recurrentes, depresión e inestabilidad emocional son solo algunas huellas que ha dejado este oscuro episodio. Ante esta situación tan grave, la Fiscalía ha pedido diez años de prisión para el sacerdote por estos abusos intolerables y solicita además que se le indemnice con 40.000 euros por daños morales. El Obispado debería asumir esta responsabilidad civil subsidiaria tras haber recibido numerosas quejas sobre Barceló antes incluso del año 2010.
Pere Barceló es conocido por ser el primer cura expulsado en España debido a acusaciones similares; ya había sido condenado a seis años por otras violaciones a menores anteriormente. Esta historia es un recordatorio escalofriante de lo que sucede cuando quienes deberían protegernos abusan de su poder.