En un tribunal que no dejó indiferente a nadie, el expárroco Pere Barceló, con sus 72 años y una historia tras él, se enfrentó a serias acusaciones. Este miércoles, en la Audiencia de Palma, negó rotundamente los abusos sexuales que le han atribuido. «No le hice ningún tocamiento», afirmó con firmeza mientras recordaba sus años al servicio de la iglesia en Can Picafort.
Una memoria selectiva
Barceló se mostró desconcertado al decir que no recuerda a la niña que lo denunció. «Ningún niño ni niña se acercó a mi mesa en 15 años», insistió, tratando de desmarcarse de las acusaciones que pesan sobre él. La Fiscalía pide nada menos que diez años de prisión por supuestos tocamientos ocurridos entre 2007 y 2008.
Durante su declaración, el exsacerdote explicó cómo se organizaban las actividades con los pequeños: «¿Cómo vas a aburrirlos pasando lista? Solo revisábamos sus cuadernos al final del curso para ver si podían avanzar o celebrar la primera comunión», declaró. Según su relato, siempre estuvo acompañado por un diácono ya fallecido, quien era el encargado del contacto directo con los niños.
Sin embargo, la pregunta clave llegó cuando la fiscal le recordó una condena previa por agresión sexual en 2016. Su respuesta fue breve: «Sí». Un eco inquietante en un caso que despierta tantas dudas como emociones entre quienes escuchan esta historia.