En una operación que ha levantado revuelo en la capital balear, la Policía Nacional ha arrestado a un hombre nacido en Marruecos, acusado de ser un pez gordo en el tráfico de drogas. Este individuo tenía una táctica poco convencional: utilizaba coches de alquiler para abastecer a varios puntos de venta de estupefacientes en Palma. Y lo que encontraron los agentes fue alarmante: 200 gramos de cocaína escondidos en su vehículo y más de 1,2 kilos hallados tras registrar su casa.
Una trama bien organizada
La historia detrás de esta detención se remonta a varios meses atrás. La Jefatura Superior ha revelado que el grupo II de Estupefacientes estaba tras la pista del tráfico de drogas, haciendo caer a varios implicados en esta red. Los agentes se dieron cuenta pronto de algo curioso: todos estos puntos de venta tenían algo en común, almacenaban pequeñas cantidades pero reponían rápidamente. Era como si estuvieran jugando al escondite con la ley.
A medida que la investigación avanzaba, quedó claro que los distribuidores tenían métodos muy ingeniosos para esquivar la vigilancia policial. Fue entonces cuando apareció nuestro protagonista, quien alquilaba vehículos frecuentemente y los modificaba para ocultar la droga. Imagina tener compartimentos secretos en el coche; eso es exactamente lo que hacía este hombre.
La acción culminó este lunes por la tarde, cuando los efectivos de la UDYCO interceptaron su vehículo. Al revisar el coche, encontraron más de 200 gramos de cocaína escondidos con maestría. Pero eso no fue todo; al entrar a su casa, se toparon con otros 1.200 gramos adicionales, casi 90 gramos de hachís y una sorprendente cantidad de dinero guardada en un extractor de cocina.
Aparte del delito por tráfico, también enfrenta cargos por poner en riesgo la seguridad vial, ya que estaba al volante sin carnet. Sin duda, este caso nos deja pensando sobre cómo algunos deciden jugarse el todo por el todo.