La Playa de Palma, ese rincón donde el sol y el mar se unen para crear momentos inolvidables, se ha visto sacudida por un desagradable episodio. La Policía Nacional ha dado un golpe contundente al detener a tres personas —dos hombres y una mujer— que no dudaban en aprovecharse de los turistas en restaurantes de comida rápida. Sí, esos lugares donde uno busca disfrutar sin preocupaciones, pero que se han convertido en escenario de un juego sucio.
Un modus operandi astuto y cruel
Los ladrones, todos ellos oriundos de Rumanía, tenían un método bien ensayado: se ofrecían a ayudar a los desprevenidos visitantes cuando realizaban sus pedidos. Pero lo que parecía una mano amiga era solo una fachada para observar con ojo avizor el PIN de las tarjetas de crédito. En un abrir y cerrar de ojos, aprovechaban cualquier despiste para arrebatarles la tarjeta y hacer gastos como si no hubiera un mañana.
Las investigaciones llevadas a cabo por la policía han permitido esclarecer al menos 16 robos, aunque las autoridades advierten que esto podría ser solo la punta del iceberg; aún hay más delincuentes sueltos que podrían estar involucrados en esta trama. El operativo para atrapar a estos ladrones tuvo lugar el miércoles pasado, gracias a la colaboración entre varios departamentos policiales y hasta drones que sobrevolaron la zona.
A pesar del éxito inicial, lo más indignante es saber que tras su detención fueron puestos en libertad con una orden de alejamiento. Es difícil entender cómo individuos tan peligrosos pueden volver a caminar por las mismas calles donde causaron temor e inseguridad entre quienes solo buscaban disfrutar de unas vacaciones. La lucha sigue abierta y nosotros debemos permanecer alerta.